Nos vamos a quedar sin deporte

Estoy profundamente consternado, (por no decir indignado o cabreado), con todo el temita del dopaje. Si es cierto lo que dicen, que el doctor Eufemiano Fuentes tenía 200 bolsas de sangre con códigos de 200 atletas, la mayoría ciclistas, pero también de otros deportes, no va a poder participar nadie en el Tour. 200 ciclistas son los que toman parte en una gran vuelta, y prácticamente la mitad de los ciclistas de élite, es decir que si las bolsitas son de 200 ciclistas diferentes, el Tour no lo van a correr ni la mitad. Muchos son los que han escrito sobre el tema casi todos están alucinando con la magnitud de la investigación, pero no es para menos.

¿Qué hace el director de un equipo cilclista con sustancias dopantes y 60.000 €? Pues no creo que esté ayudando a curar la malaria en el cuerno de África. ¿Y un médico deportivo con todo esa sangre adulterada? Pues quizás esté buscando una nueva vacuna contra el vértigo. ¿Y un ex ciclista de bicicleta de montaña transportando medicamentos de competición a competición? pues puede ser que fuera representante de fármacos para hospitales y estuviera en esos lugares por casualidad. Pero lo más triste de todo esto es que mucha gente lo da por asumido y considera que lo hacen todos, y los pocos que creemos (o creíamos) en la nobleza del deporte, nos quedamos con cara de tontos después de haber defendido que era cuestión de minorias el usar sustancias dopantes, y les tenemos que dar la razón a los excépticos. Ahora se me han quitado las ganas de ver las exhibiciones de Basso, el aguante del Búfalo, el resurgir de Piépoli, y las ganas de Simoni... porque aunque lo intente, miro el Giro, y no puedo dejar de pensar que la competición está como la sangre, adulterada.